En los últimos 10 años nuestro país
ha cambiado de forma peligrosa y evidencia hoy una crisis político social que
lejos de resolverse se agrava cada día. Se han acentuado los rasgos
autoritarios en el ejercicio del gobierno; se ha deteriorado el Estado de
derecho; se han agravado la impunidad, la corrupción y la inseguridad; se
intensifica la huida de miles y miles de hondureños que migran hacia otros
países; y hoy lucimos ante el mundo como un narco Estado acercándose
peligrosamente a la condición de Estado fallido.
¿Lo que ha pasado es un problema de
personas, de partidos o de instituciones?
¿Es un problema de la ciudadanía que elige
mal a sus gobernantes?
¿Se trata de un freno al avance
democrático y un alarmante retroceso autoritario?